¿DE VERDAD, LESSANS?

 

 


Su andar de pasos cortos, uno, dos, tres, cuatro y gira y vuelve a empezar, de izquierda a derecha, todo lo ancho de la redacción, parecía haberse convertido en un ritual de penitencia, más que el impedimento de su traje de falda por debajo de las rodillas, el cual le impedía moverse con soltura.

 Ana a sus cincuenta y tantos años, era una mujer sensual, de silueta marcada, su traje falda de color gris claro solo hacía que remarcar lo que era evidente. Los últimos botones de su blanca camisa desabrochados, de donde aparecía una cruz de color oro, colgando de una finísima cadena de tal preciado metal, no denotaba precisamente que fuera una mujer conservadora.

 Su piel brillante y solo un poco de maquillaje en ojos y labios delataban querer resaltar más su autoridad, pues esa mirada de ojos verdes podía ser muy poderosa. Solía mostrar su media melena rubia, cuando estaba en la redacción, pero siempre le acompañaba una goma de pelo, para recogerlo cuando la situación requería seriedad.

En esos momentos andaba jugando con la goma en una mano y en la otra mi artículo. Yo mientras, esperaba en mi mesa a que Ana se pronunciara, al igual que ella estaba a la espera que Sandoval saliera de su despacho con alguna decisión sobre mi artículo.

Se detuvo en su andar, se recogió el pelo con la goma y se acercó a mí.

No me mires así, yo no soy quien ha escrito esto. Y depositó el artículo sobre mi mesa, mientras seguía acomodándose la cola que se había hecho.

¿Cómo quieres que te mire, Ana? Estoy esperando que me digas algo, simplemente quiero tu opinión, la de Sandoval ya me la imagino, pero quiero saber si tú confías en mí. Y le hice hincapié, recogiendo el artículo de mi mesa.

Verás Toni, no se trata de confianza, es una cuestión de conflicto de intereses dentro del equipo, Sandoval tiene casi toda la redacción trabajando en el asesinato del empresario y tú también quieres escribir sobre eso y abrir una nueva línea de investigación. –Ni ella misma sabía que decirme, se le veía tensa y acabó con la mirada perdida en el fondo, buscando la presencia de Sandoval.

Ana te lo pido por favor, necesito que Sandoval me publique el artículo, hay vidas en juego, te prometo que no me voy a entrometer en el trabajo de los compañeros, ellos investigan el asesinato de Grande y yo voy más allá, yo quiero sacar a la luz lo que hay tras esa figura de poder venerada en esta ciudad. –Mis palabras sonaron demasiado ambiciosas para el chico que llegó el último a la redacción y se sentaba en la última fila, denotando mi posición dentro del equipo.

Esto es un simple artículo, son solo palabras ¿cómo puedes probar las insinuaciones que lanzas? El periódico y tú en concreto, podría ser denunciado por calumnias y otras tantas causas, yo no lo puedo permitir, sería el fin de tu carrera y solo acaba de comenzar. –Ana, volvió a desfilar arriba y abajo, negando con la cabeza.

La puerta del despacho se abrió, Ana detuvo su andar y se colocó junto a mí. Apareció Sandoval, quitándose sus gafas y colocándolas en el bolsillo de la camisa. En su mano derecha mí artículo, avanzó hacía mi posición y procedió al igual que la redactora jefa a dejar el artículo sobre mi mesa, debía ser algún procedimiento el cual no entendí.

¿De verdad, Lessans? Se puede saber ¿de dónde sacas tal insinuación? Esto no es una revista de cotilleos, aquí trabajamos con seriedad y con hechos corroborados, si quieres chismorrear vete a trabajar al “De luxe” – Por mementos su tono de voz fue creciendo, al igual que la intensidad de su mirada, que empezó a intimidarme. Resopló y volvió a la carga.

Ahora voy y te publico el artículo y mañana tengo el alcalde, la familia Grande y al dueño del periódico pidiéndome explicaciones y ¿qué les cuento?  Que el señor Lessans ha tenido una intuición simplemente, pero que su intención no era molestar a nadie.

 Por no hablar de su loca persecución en un taxi por las calles de esta ciudad, poniendo en peligro la vida de peatones y conductores ¿a qué se creía que estaba jugando? A caso se creía ¿qué no me iba a enterar? lo que aún no sé es como no lo han denunciado a usted y de rebote al periódico, es usted un insensato. Sandoval, recogió mi artículo que previamente había dejado y comenzó a estrujarlo y retorcerlo hasta convertirlo en una bola de papel, no conforme con ello, lo tiró a la papelera que tenia justo en frente. Y volvió su mirada hacia mí de forma desafiante.

Entiendo que no confíe en mí, pero no le estoy pidiendo que lo haga por mí, le pido que de voz a algo que está ocurriendo, sé que ahora mismo no puedo demostrar nada, pero mis fuentes son de confianza y le aseguro que en poco tiempo obtendré esas pruebas que serán irrefutables, pero si no hacemos nada ahora, habrá gente inocente que lo va a padecer. –Sin más sonó a desesperación, pero no era otra cosa. Mis fuentes eran Gianni y Nadia y no los podía nombrar, a Nadia por motivos obvios y porque se lo había prometido y Gianni, bueno porque era Gianni no se lo tomarían en serio. Así que no tenía nada solido en lo que apoyar mi artículo.

Espero que haya acabado de decir todo lo referente sobre este articulo, no quiero volverle oír hablar de ello ¿entendido? Hay mucha gente que desearía poder ocupar su lugar, así que usted mismo. Se dio media vuelta y se encerró en su despacho. Su amenaza esta vez sonó a ultimátum, definitivamente me había colocado en su punto de mira.

Toni debes olvidarte de este asunto y hacer caso a Sandoval, creo que ha dejado muy clara las cosas y no le temblará el pulso a la hora de tomar una decisión tan dura para ti. Ana volvió a remarcarme lo que era evidente.

No sé que voy hacer Ana, sé que no puedo quedarme de brazos cruzados, cuando tengo a un conocido desaparecido y que está de alguna manera que aún desconozco relacionado con Grande y sus negocios con el Ayuntamiento. No esperaba la oposición de Ana, siempre la había considerado una mujer valiente y defensora de las causas perdidas, quizás el traje la había convertido en una periodista de prestigio, que había olvidado el bolígrafo y el papel.

Tomate el día libre, mañana pensarás con la cabeza clara y verás las cosas diferentes, recuerda que solo contamos historias, no nos dedicamos a solucionar problemas ni tampoco somos héroes. –Y dándome una palmadita sobre mi hombro, se despidió y entró al despacho de Sandoval.

Quizás había llegado el momento de tomar alguna decisión importante, quizás mi lugar no estaba en esa redacción. Mi cabeza solo quería salir de aquel lugar que se había convertido en hostil y donde mis sueños se estaban frustrando.

Solo había una persona capaz de poder ayudarme  y esa no era otra que el Padre Ángel, así que recogí mis cosas y me dirigí a la iglesia del Sagrado Corazón.

Comentarios

  1. Ana es un personaje dentro de la trama que consigue abstraerme por un tiempo del desarrollo de los acontecimientos......

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